Foto urbana en la Capela Das Almas en Porto, portugal, explicando los conceptos de técnica y lenguaje en composicion fotografica

Capela das Almas en Porto, Portugal

A la hora de tomar un fotografía debemos tener dos cosas interiorizadas, técnica y composición. Muchas veces se ha dicho que primero hay que conocer, y asimilar, la técnica, para después intentar introducir en nuestras imágenes esa famosa triada que una gran fotografía debe tener, esto es, luz, momento y composición. A veces es fácil acercarse a estos tres conceptos y otras parecen inalcanzables. 
En fotografía, y en el arte en general, existen dos tipos de lenguajes visuales, el lenguaje fotográfico y el compositivo (o pictórico). El primero surgió con la propia fotografía y en él lo más importante es la captura del instante. Podríamos decir que, en principio, se acerca más a la fotografía documental, urbana o periodística, aunque siempre puede haber excepciones. El segundo tiene que ver más con la ordenación de los elementos, y en él prima la estética sobre el momento. Está más relacionado a priori con el paisaje. 
No hay uno mejor que el otro y, de hecho, deben estar relacionados, ya que no por hacer una foto de paisaje hay que descuidar el momento, ni al captar otra de calle debamos descuidar la composición. De hecho, los fotógrafos podremos estar más cerca de uno o del otro sin darnos cuenta. Pero entonces, ¿En qué lugar queda la técnica?.
En este sentido creo que, si bien hay que conocerla y controlarla, en determinadas situaciones puede dejar de ser tan relevante. Esto depende mucho del autor y del tipo de fotografía. Pudiéramos pensar que en el lenguaje fotográfico, en el que prima más captar el momento, se pueda dejar a un lado más la parte técnica y, por ejemplo, disparar en automático. Parece descabellado pero hay reconocidos autores que lo hacen. Para ellos, el momento o el ambiente es lo más importante, dejando de lado por ejemplo si la fotografía está bien enfocada o no, si se quema o se subexpone una parte de la imagen, etc... Otros, directamente las desecharían. Ninguno es mejor ni peor, simplemente son distintos. 
Conocer la técnica nos permitirá tener a nuestra disposición todo el abanico de posibilidades creativas y saber lo que podemos hacer con nuestra cámara, nuestro flash, o nuestro filtro. Luego ya cada uno decidirá qué es lo que quiere conseguir y qué lenguaje utiliza. Lo bueno es que no hay respuesta única y cada uno tiene que encontrar su camino, ya sea cargado hasta los dientes con flashes, filtros y objetivos, o recorriendo el mundo con un 35 mm.

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